Es indudable que existe una
relación directa (un estrecho vínculo) entre el nivel de educación y el grado
de pobreza: los pueblos y naciones con bajo nivel educativo siempre han sido,
son y serán los más pobres.
Ejemplos: En las décadas de
los 50 y 60 del siglo pasado países como China, Singapur, Corea del Sur,
Finlandia y Hong Kong fueron considerados como países pobres y muy pobres; sin
embargo, lograron mejorar sustancialmente la educación y hoy disfrutan de un
nivel de vida realmente envidiable y admirable: sus “alumnos obtuvieron los
primeros cinco lugares entre los 67 países que participaron del último examen
PISA-OCDE realizado en el año 2009. Mientras que, en nuestra “triunfalista”,
sindicalizada y mal educada América Latina, Chile, Uruguay, México, Colombia,
Brasil, Argentina, Panamá y Perú ocuparon, respectivamente, los lugares de
números 45, 48, 49, 53, 54, 58, 63 y 64 entre los 67 países participantes ”.
El bajo nivel educativo que
nos agobia a todos los países y pueblos latinoamericanos y nos mantiene pobres
y “subdesarrollados” tiene su origen en “las profundas debilidades de nuestro
sistema de educación”, encerrado en un perverso círculo vicioso: facultades de
ciencias de la educación (pésimas formadoras de docentes) – escuelas primarias
(con malos profesores) – padres de familia sin valores (formados en escuelas
deficientes, con profesores improvisados). Por eso, sino elevamos urgentemente
el nivel educativo, desgraciadamente seguiremos siendo “pobres".
En nuestra sociedad existe
una estratificación social abierta, siendo la educación la forma más adecuada
de ascender socialmente.
Según Aristóteles ¨
El hombre es un ser social y el más social de todos los seres ¨ y por tanto,
debe relacionarse con su medio. En su entorno social, el hombre trabaja para
producir bienes y se relaciona con los demás.
Los seres humanos encuentran respuestas a sus necesidades materiales y espirituales, pero dentro de esas respuestas está presente el ambiente en que se desarrolla y el hombre mismo -como ser imperfecto-, de manera que estas respuestas pueden ser tanto positivas como negativas.
Los seres humanos encuentran respuestas a sus necesidades materiales y espirituales, pero dentro de esas respuestas está presente el ambiente en que se desarrolla y el hombre mismo -como ser imperfecto-, de manera que estas respuestas pueden ser tanto positivas como negativas.
En cuanto a lo espiritual, si el estudiante se deja llevar por acciones perniciosas, que no favorecen su educación será afectado su rendimiento académico. En lo material, la falta de recursos económicos, aunque no siempre perjudica su comportamiento, sí afecta su desarrollo intelectual.
El bajo rendimiento escolar
tiene que ver frecuentemente con la procedencia social del estudiante y, hay
una estrecha relación entre la clase social a la que pertenece, esto es más
notable en los educandos provenientes de clases bajas.
A pesar de que en cada período de gobierno el Estado dominicano invierte sumas millonarias en libros de textos, son muchos los estudiantes de los liceos nocturnos de los campos dominicanos que no son beneficiados por estas millonarias ediciones.
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